La Leishmaniosis canina es una enfermedad sistémica severa que puede conllevar un problema en salud pública ya que es una zoonosis (enfermedad que puede afectar a una/varias especies animales y al hombre).

En los países mediterráneos el agente causante es un protozoo del género Leishmania infantum.

Uno de los aspectos más importantes de esta enfermedad es la forma en que se produce, diferenciando entre infección y enfermedad, ya que NO todos los perros infectados la desarrollan, dependiendo de la respuesta inmunitaria con la que respondan a la infección.

Es de suma importancia por tanto la detección precoz de la infección para que el tratamiento, cuando es necesario, sea eficaz.

Presentamos un caso clínico “atípico” de leishmaniosis canina que evidencia la necesidad de realizar controles periódicos a nuestro perro en los que el veterinario puede detectar síntomas aún poco evidentes de la enfermedad.

Se atiende en consulta un perro de raza mestizo, de 1 año de edad, adoptado de una protectora con 3 meses.

El motivo de la consulta es la presencia de lesiones ulcerativas en la cara interna de ambas orejas que empezaron a manifestarse cuando el cachorro tenía 5 meses, y que han evolucionado a peor a pesar de los tratamientos anteriores a base de pomadas.

Por lo demás el estado de salud del perro es normal, sin apreciarse ningún otro síntoma. En el último mes han aparecido otras lesiones similares en la nariz y en las patas.

El diagnóstico de Leishmaniosis se realizó mediante citología de la lesión en la que aparecen un número elevado de amastigotes de leishmania, tanto en el interior de los macrófagos como dispersos por toda la preparación.

Una vez realizado el diagnóstico comprobamos el nivel de anticuerpos en sangre mediante una prueba denominada Inmunofluorescencia indirecta con un resultado de 1/800. Este título de anticuerpos es lo  suficientemente elevado como plantear un tratamiento leishmanicida, eligiendo en este caso Miltefosina y Alopurinol. 

La tolerancia al tratamiento fue muy buena, la evolución favorable y la regresión de las lesiones completa a los tres meses.

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