Los otohematomas son acúmulos de sangre o hematomas en el interior del pabellón auricular externo.
Se producen generalmente por traumatismos, ya sea de forma accidental por mordeduras o golpes o por autolesiones en el caso de las otitis: cuando hay picor y rascado pueden terminar con este tipo de patologías.
Los identificamos como un engrosamiento de la oreja de cierta consistencia, y que aparece de forma repentina. Generalmente la aparición de un otohematoma va acompañada de sacudidas de la cabeza ya que ocasiona cierto malestar.
El tratamiento puede ser local, con el drenaje de la sangre acumulada y posterior inyección de un antiinflamatorio en la zona de la lesión para evitar que vuelva a acumularse, o bien se opta por un tratamiento quirúrgico.
Existen varias técnicas quirúrgicas, en el caso clínico que exponemos se practicó la técnica del Punch de Baker descrita como novedad en el congreso Amvac 2012. Consiste en realizar incisiones circulares que sirven de drenaje del líquido acumulado, y se suturan después para mantener la unión del cartílago con la piel. Posteriormente se realiza un vendaje que se mantiene durante unos días, y se controla cómo evoluciona la cicatrización en las siguientes revisiones. Con un collar isabelino y el tratamiento antibiótico y antiinflamatorio adecuado, el proceso se resuelve por lo general sin complicaciones.
Es muy importante realizar un tratamiento temprano de los otohematomas, ya que por una parte tardan mucho en resolverse si no se interviene a tiempo, y por otra el cartílago al cicatrizarse tiende a deformar la oreja de forma irreversible, con lo cual quedaría como “arrugada” de por vida.