La terapia con láser se basa en el uso de determinadas longitudes de onda de luz para producir efectos terapéuticos como aceleración de la cicatrización, recuperación de lesiones, reducción del dolor, aumento de la circulación y reducción de la inflamación.


Gracias a estos efectos puede ayudarnos en problemas osteoarticulares, tendinopatías, problemas musculares, heridas penetrantes, dolor postquirúrgico, quemaduras, heridas crónicas, rehabilitación, recuperación quirúrgica, otitis, cicatrices, gingivoestomatitis, etc…

Esta terapia es compatible con otros tratamientos y en muchos casos puede usarse como tratamiento único..

La frecuencia de aplicación depende del tipo de patología, puede ser desde a diario (en problemas más agudos) hasta sesiones semanales (en patologías más crónicas). En muchos casos, obtenemos resultados evidentes desde la primera sesión (en otros casos hay que esperar hasta la 3ª-8ª).

No es un tratamiento doloroso por lo que generalmente nuestros pacientes lo toleran muy bien siendo en la mayoría de casos, una experiencia agradable para ellos y suelen ser de corta duración.

Durante cada tratamiento y de forma indolora, la energía del láser aumenta la circulación, disminuyendo el edema y aumentando el aporte de nutrientes y oxígeno a la zona dañada, acelerando la recuperación. Se reducen la inflamación y el dolor.

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